Obispo mexicano alza la voz y expresa su preocupación por el nivel de violencia que hay en Chiapas

Jaime Calderón Calderón

En las áridas colinas de Chiapas, el obispo de Tapachula, Chiapas, alzó su voz con urgencia. La violencia desatada por los cárteles del narcotráfico ha dejado cicatrices profundas en la tierra y en el alma de quienes la habitan. Desde la Diócesis de Tapachula, se alzó un reproche contra la indiferencia gubernamental y la complicidad de las Fuerzas Armadas. El territorio, antes tranquilo, ahora es un campo de batalla donde casi 600 personas han sido desplazadas a Guatemala en busca de refugio.

El lamento de la Sierra

En una carta dirigida a las autoridades, Jaime Calderón Calderón, obispo emérito de Tapachula y Arzobispo electo de León, junto con 16 miembros del Consejo Presbiteral, expresaron su preocupación por el nivel de violencia que hay hoy en Chiapas. Las comunidades viven entre el sufrimiento, el temor, la sangre y la muerte. Los disparos resuenan, los bloqueos paralizan y los asesinatos se multiplican. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa (CDS) se disputan el control, y la población está atrapada en medio de esta guerra sin cuartel.

La Inacción y la desesperanza

La Guardia Nacional y el Ejército mexicano parecen mirar desde lejos, como espectadores impasibles. El Gobierno federal y estatal, en su aparente desconocimiento o negación de la realidad, no han intervenido para proteger a la población. Las órdenes de presencia en el territorio no han traído alivio. En cambio, la vida de los habitantes de la Sierra ha cambiado por completo. La complacencia oficial ha dejado cicatrices más profundas que las balas y las explosiones.

Fuente: Reforma

Foto: Internet

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